1854
En este año comienzan las obras del nuevo teatro, que dirige el arquitecto mallorquín Antoni Sureda i Villalonga. Durante las obras, las representaciones se trasladan al Círculo Mallorquín. La decoración interior es obra del escenógrafo francés Fèlix Cagé, que también decora el Gran Teatre del Liceu de Barcelona. Se inaugura el 19 de noviembre de 1857 con el nombre de Teatro de la Princesa y la inauguración contó con la asistencia de la Reina Isabel II y de la Princesa de Asturias.
La nueva construcción amplió la superficie con la adquisición de una propiedad vecina en el 1854, junto al escenario. La estructura resultante respondió al modelo usual de estos edificios de la época: planta semicircular y dos pisos. La fachada, por su parte, se articulaba en tres cuerpos. El central tiene mayor importancia por el tratamiento decorativo. Consta de tres pisos rematados por un frontón triangular al estilo de los templos de la antigüedad clásica, decorado con relieves de temática mitológica, las siete musas, obra de Ricard Anckermann. El piso inferior tiene tres portales con arco de medio punto. El primer piso tiene una hilada de ocho columnas jónicas y el segundo de columnas corintias.
Destaca del interior la decoración pictórica del techo, obra de Felix Cagé, en el cual se representa al dios Helios, sobre una cuadriga de caballos blancos, rodeado de representaciones alegóricas del teatro, la música y la danza. La planta de sala tiene una forma semejante a una herradura.
El escenario es de proporciones cuadrangulares y el techo de la sala se hizo ligeramente curvado por cuestiones de acústica. Aparecen cuatro alturas de palcos, incluidas las de platea, que rodean el patio de butacas y acogen decoraciones en relieve.
Por su parte, el patio de butacas forma pendiente hacia el escenario en favor de la visibilidad y también de la acústica.